El FTP, o Umbral de Potencia Funcional, es un marcador fundamental en el mundo del ciclismo. Representa la máxima potencia que un ciclista puede sostener en estado cuasi estable sin acumular fatiga de manera significativa. Por debajo de este umbral, un ciclista puede mantener su esfuerzo durante un periodo prolongado, mientras que al superarlo, la fatiga se acumula rápidamente.
A diferencia de un hito fisiológico, el FTP es un marcador de rendimiento que depende de múltiples factores, como la temperatura, la altitud, el nivel de fatiga, el estrés o la motivación. Por esta razón, se considera un determinante clave del rendimiento en competición.
El FTP suele confundirse con otros conceptos relacionados con el rendimiento, pero tiene características propias que lo diferencian. No se trata simplemente de la mayor potencia sostenible durante una hora, ni coincide necesariamente con la potencia normalizada en ese periodo. Tampoco es el 95% de un test de 20 minutos, aunque esta es una fórmula aproximada para estimarlo, pero que depende del perfil puede distar mucho del FTP real del deportista.
En realidad, el FTP integra varios hitos descritos en la literatura científica, como el Umbral Ventilatorio 2 (VT2), el Umbral de Lactato 2 (LT2), la Potencia Crítica (CP), el inicio de la acumulación de lactato en sangre (OBLA) y el máximo estado estable de lactato (MLSS). Esto hace que sea una herramienta clave para evaluar el rendimiento.
El FTP es un reflejo del estado de forma metabólica del ciclista y un marcador más dinámico que el Vo2max, que mide la capacidad cardiovascular y tiene un límite de mejora más definido. Mientras que el Vo2max está influido en gran parte por la genética, el FTP puede mejorarse mediante el entrenamiento adecuado. Al optimizar los procesos metabólicos, el ciclista puede aumentar su FTP y acercarlo lo más posible a su Vo2max.
Un ciclista con un nivel de entrenamiento normal va a tener su FTP entre el 80% y 85% del Vo2max, uno muy entrenado con un gran nivel está por encima del 85% e incluso puede llegar a estar por encima del 90% en algunos casos.
Mejorar el FTP significa que el deportista puede sostener potencias más altas durante períodos prolongados, lo cual es esencial tanto en competiciones como en entrenamientos exigentes. Sin embargo, el FTP no debe trabajarse de manera aislada; hay otras métricas que también juegan un papel crucial en el rendimiento general.
No existe un método único y perfecto para determinar el FTP, por lo que se recomienda usar varias estrategias y triangulación de datos. Estas son las formas más comunes:
- Análisis de gráficas de distribución de potencia: Requiere datos de competiciones y puede inducir a errores si los esfuerzos no son máximos.
- Entrenamientos con intervalos largos intensos o subidas de puerto: Analizar esfuerzos largos y sostenidos puede proporcionar una buena estimación. Por ejemplo, en un entrenamiento típico de 3×10’ a FTP se le indica al ciclista que realice la última serie a tope y ahí se analiza cuánto de lejos o de cerca se ha quedado de su FTP.
- Potencia Normalizada (NP) de 60 minutos: extraída de una carrera muy intensa, este valor únicamente puede ser indicativo del FTP si los esfuerzos han sido realmente máximos.
- Contrarreloj de una hora: Puede ser la más precisa, aunque difícil de ejecutar tanto mental cómo físicamente.
- Modelado matemático de Potencia Crítica: Basado en esfuerzos entre 3 y 20 minutos, es útil cuando no se desea realizar tests largos o el ciclista no tiene un gran nivel. Por ejemplo podemos utilizar los valores de 3, 5 y 12 minutos.
- Modelado de WKO: Usa datos de toda la curva de potencia (PDC) y puede ser preciso si hay registros de esfuerzos máximos en distintas duraciones. Este modelo tiene en cuenta esfuerzos de corta duración y esfuerzos relativamente largos.
- Observación de la curva de potencia (PDC): Un análisis detallado de la curva permite extrapolar el FTP, aunque requiere datos fiables y variados. En la curva de potencia de un ciclista hay un punto en la que se aprecia un salto significativo en forma de escalón que indicia que su FTP se sitúa en ese punto.
Una vez detectado el FTP, no debe utilizarse para establecer las zonas de potencia o porcentaje de FTP y prescribir el entrenamiento mediante estos métodos únicamente, sino que se debe individualizar según las necesidades de cada deportista. Si bien es cierto, las zonas de potencia son de gran utilidad para describir y comprender lo que ha sucedido durante el entrenamiento.
En definitiva, el FTP no son todos aquellos diferentes test a los que hay que aplicarles un factor de corrección, sino que va más allá. Es importante que cada ciclista comprenda su propio FTP, cómo influye en su rendimiento y de qué manera puede estimularlo mediante entrenamientos específicos.
El valor en vatios del FTP tiende a ser menor de lo que muchos creen, especialmente si no están acostumbrados a esfuerzos largos y sostenidos. Por ello, utilizar varios métodos de estimación y validarlos con datos de competiciones o entrenamientos intensos es crucial para una medición más precisa.